Grito de Asencio
Desembarco de los 33 Orientales
En nuestra tierra, la lucha por terminar el dominio del Imperio del Brasil, heredero del poder portugués, tuvo su primera expresión en la acción de los Caballeros Orientales en 1823 y finalmente se hizo realidad con la Cruzada Libertadora liderada por el Gral. Juan Antonio Lavalleja.
La mala administración brasileña que realizó el Capitán General y Gobernador Carlos Federico Lecor produjo gran descontento en comerciantes y hacendados que contribuyó a preparar el terreno a la “Cruzada Libertadora”.
Los patriotas habían comenzado a reunirse en Buenos Aires en la casa de comercio que regenteaba don Luis Ceferino de La Torre y en el Saladero de don Pascual Costa. La victoria del Mariscal Sucre sobre el último de los ejércitos españoles en el continente en diciembre de 1824, fue el detonante que decidió a los patriotas a firmar un compromiso jurando sacrificar sus vidas en la empresa de liberar a su patria. La Provincia Oriental era el único territorio de Sudamérica que era aún dominado por el poder extranjero.
Divididos en dos grupos los expedicionarios zarparon desde la playa de San Isidro el 1° y el 15 de abril de 1825 respectivamente, reuniéndose en la Isla de Brazo Largo, en el delta del Paraná, donde los primeros aguardaron varios días a los restantes. Desde allí armados con dos tercerolas y dos sables cada uno, partieron en dos lanchones en la noche del 18, y luego de burlar a los barcos brasileños que patrullaban el río desembarcaron en la playa de la Agraciada al amanecer del siguiente día 19 de abril de 1825.
Es así como en la Playa de la Agraciada se inicia un nuevo período de nuestra historia, cuando un pequeño grupo de patriotas, Treinta y Tres Orientales, bajo la bandera azul, banca y roja que habían utilizado las fuerzas artiguistas en la lucha contra los portugueses en 1816 a la cual se había agregado la leyenda «Libertad o Muerte», juraron liberar a nuestra Patria o morir por ella.
El inicio no podía ser más modesto, la playa “de la Agraciada” es una franja estrecha de arenas sobre las costas del Río Uruguay, en la jurisdicción del departamento de Soriano, su nombre deriva de una deformación de la palabra “graseada”, refiriéndose al lugar donde en la época colonial se mataba el ganado cimarrón para quitarle el cuero y la grasa o sebo, que eran casi lo único que se aprovechaba de ese ganado.
El desembarco inició un proceso revolucionario, el segundo en la historia de la llamada Banda Oriental – Provincia Cisplatina para el Imperio del Brasil – que tuvo lugar entre los años 1825 y 1828.